
Antiguamente los pintores representaban el cielo en color dorado, ya que lo consideraban divino y lo relacionaban con la religión.
Cuando se empezó a pintar azul fue toda una revolución.
Klimt vuelve a rescatar la utilización del dorado en sus obras pero no como algo sagrado , sino como todo lo contraria, ya que en sus obras las mujeres pasan de ser contempladas a ser activas y deseantes.
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